lunes, 12 de septiembre de 2011

Hacia el rol del profesor

Estimados compañeros.

Al no existir un curso regular, ni una instancia que permita conectar nuestra tarea con nuestras acciones, me gustaría compartir algunas ideas que pueden ayudar a comprender la instancia que resulta de las etapas de evaluación en el caso de la Didáctica de la Historia.
Para ello, me gustaría introducir los siguientes conceptos, a saber:
a) Los seres humanos nos hemos organizado en grupos y sociedades, asignando tareas y roles entre los integrantes y otorgando valoraciones ponderadas a los mismos. Al especializarnos por tareas e intercambiar bienes y servicios con otros, la intención última ha sido mejorar la calidad de vida de todos.
b) La forma concreta en la que cada colectivo ha definido cuáles son las tareas a realizar y cómo deben hacerse, quiénes son los capacitados/habilitados para hacerlas, qué valor tienen esas tareas en sí mismas y en relación a las otras -hasta crear un sistema de jerarquización y estatus entre ellas-, es fruto de cada sociedad y cultura, situadas en un espacio y tiempo determinado.
c) A través del proceso de socialización, cada sociedad incorpora a sus miembros gradualmente en su cultura, asegurando su inserción mediante un conjunto de mecanismos de control social. Sólo así llegamos a “sentirnos parte” de un colectivo, a reconocernos e identificarnos, y también a diferenciarnos. Es un componente de alto impacto personal y social el desarrollo de la identidad. Los procesos de formación y consolidación de la identidad y la autoestima están estrechamente ligados ya que el individuo se juzga a sí mismo a la luz de cómo cree que es juzgado por los otros. No es sólo un proceso personal de autodefinición sino un proceso interactivo de posicionamiento en un determinado orden social. A lo largo de la vida podremos luego revisar en múltiples oportunidades cuánto nos afecta este proceso, sus ventajas e inconvenientes, cuánto y cuándo somos reproductores de lo que hemos recibido y cuánto y cuándo somos críticos, innovadores y transformadores, artífices de nuestra propia subjetividad.
Este planteo que puede parecer muy personal y que afecta sólo lo individual, tiene también repercusiones sociales, tanto desde la influencia que cada uno de los integrantes realiza sobre el grupo como pensándolo desde la existencia (o inexistencia) y el uso (u omisión) de estructuras colectivas de reflexión y revisión de los diferentes dispositivos culturales que influyen, marcan o determinan nuestras formas de pensar y actuar.
Entonces, podríamos decir, que cuando alguien decide ser profesor, tiene una idea de qué tipo de tareas, comportamiento, estilo de vida y estatus social le corresponderá en conformidad con la sociedad que integra y conoce.
Aora, esta decisión se enmarce en un contexto en la cual sociedad toma especial cuidado en elaborar, establecer y financiar, un conjunto de mecanismos formales que regulan los requisitos de ingreso, la formación, acreditación y legitimación que habilita a los aspirantes a desempeñar un rol. El sistema educativo es uno de los grandes dispositivos sociales creados para asegurar la socialización y formación de sus miembros, con un elaborado sistema de controles y acreditaciones periódicas.

Esto da pie a considerar que existe una configuración externa del rol y constituye una fuerza muy potente tanto para quien se está preparando para desempeñarlo, como para quien lo ejerce. Los que participan en esta configuración son múltiples actores sociales. En términos generales son responsables (por tanto capaces de responder, de dar respuesta): las autoridades políticas como representantes de la sociedad, autorizadas para elaborar y aprobar la normativa que constituye el marco regulatorio de referencia en el que se encuadra al sistema educativo nacional, en sus diferentes niveles.
Las autoridades del sistema educativo a través de las decisiones estratégicas, de gestión y operativas que toman, estableciendo los fundamentos y pautas de funcionamiento de los diferentes subsistemas, incluyendo la definición del rol de los docentes, y su preparación: desde su formación inicial hasta su desvinculación.
A lo largo del itinerario docente, encontramos otros responsables directos: en los Institutos de Formación Docente: a través de sus directores y profesores, particularmente de los profesores de práctica docente y didáctica, y sus adscriptores; y a lo largo de toda su carrera, a través de los colegas, los equipos de trabajo y las salas docentes, las asociaciones de profesores, los gremios, los directores y los inspectores por medio de sus orientaciones, prácticas y calificaciones, y por medio de los cursos de actualización docente también.
La influencia externa en la configuración de un determinado rol pauta normativamente lo básico, e influye en lo complementario. Las pautas básicas figuran en los reglamentos, las complementarias se expresan en las fundamentaciones, declaraciones de principios, pero es difícil recogerlas bajo formatos jurídicos, ya que corresponden a dimensiones éticas y afectivas, y es más difícil incluso evaluarlas, aunque se integran igualmente en nuestra concepción e imagen social de lo que debe ser “un buen profesor”.

En este sentido, las personas en uso de su libertad innata, “interpretan” sobre la base del “guión social” su propia actuación. De este modo, a la pauta modélica que corresponde al rol, se le añaden las variables propias de cada sujeto.

Para poder conciliar las pautas modélica con el uso de la libertad innata, podría ayudar observar estos cuatro componentes diversos en su naturaleza: los conocimientos, la identidad profesional, las competencias profesionales prácticas y la personalidad.
Brevemente presentaremos cada uno de sus componentes:
  1. conocimientos incluye toda la capacitación adquirida por el docente tanto a través de los cursos de formación recibidos como en forma autodidacta. Todo lo que hace al saber académico del docente. Por haberlo tomado del medio, corresponde al ámbito de la cultura de adquisición.
  2. identidad profesional supone pasar al ámbito de la cultura de impregnación, porque corresponde a la asunción de cada uno de la identidad que el rol le confiere y su responsabilidad a la hora de desempeñarse como tal. Es un recordatorio introyectado conceptualmente de lo que es correcto y lo que no lo es. Consiste en su ubicación como profesional de la enseñanza, frente a los alumnos y colegas, en la institución y también socialmente.
  3. competencias profesionales prácticas, incluye todas las habilidades y destrezas que hacen a la experticia de un docente en su desempeño tanto sea en el ambiente aúlico como fuera del mismo, su solvencia pedagógico-didáctica. Alude asimismo a los vínculos que establece con los estudiantes, con los colegas y superiores, con los padres y otros actores sociales desde su rol.
  4. personalidad tiene como principales componentes: el temperamento, el carácter y la tensión generada por la adaptación de la modalidad natural al desempeño de la tarea asignada por la sociedad y asumida por el sujeto.
La instancia de una asignatura específica de Didáctica de la Historia como una dimensión teórica de la teoría de la educación especifica del saber histórico intenta decir en el doble sentido, en el desempeño del rol docente externo y en el desarrollo del rol docente interno, si aquel estudiante que es contemplado con esta herramienta posee o desempeña respuestas adecuadas a estas preguntas:
¿Tiene el estudiante en su desempeño, dentro del sistema educativo, consistencia en su rol docente? ¿Posee en todos los elementos señalados niveles aceptables o de satisfacción? ¿por dónde empezar a cambiar para mejorar?...

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